Cuando volvemos a la rutina diaria, activamos el piloto automático y realizamos las tareas y actividades habituales utilizando nuestra parte del cerebro del subconsciente. ¿Qué grado de consciencia ponemos en las actividades que realizamos a lo largo del día?
Después del verano hay una mayor probabilidad de que nuestro peso no sea el mismo que dos meses atrás ¿Qué hacemos en estos momentos? Pensamos ¡me voy a poner a dieta! Ponemos nuestra atención en lo que comemos pero dejamos de lado un factor muy importante, el ¿Cómo comemos?Prestamos atención en el consumo de alimentos con pocas calorías pero de qué me sirve consumir este tipo de productos si no modero la cantidad o no soy consciente de cómo lo como (lo aliño con mayor cantidad de aceite o lo acompaño de productos hipercalóricos).
Junto a un plan nutricional adecuado lo más importante es realizar una alimentación consciente, es decir, prestar atención a lo que como y a la manera en que lo como.
Ante las comidas tenemos unos hábitos instaurados desde nuestra infancia que no somos conscientes de ellos, como por ejemplo, comer rápido, masticar pocas veces, no saborear los alimentos, no disfrutar del sabor que te proporciona cada alimento sino nos adecuamos a comer y punto, centrándonos en lo que pasa en el exterior.
Muchos de estos hábitos vienen proyectados desde nuestra conducta de vida, el estrés, las limitaciones horarias por el trabajo, las nuevas tecnologías, el comer frente al televisor, frente al ordenador o simplemente leyendo el periódico. Mientras realizamos estas actividades nos está impidiendo tomar consciencia de lo que comemos.
¿En qué consiste una Alimentación Consciente? Los profesionales de la nutrición nos referimos a una alimentación consciente cuando mantenemos activado nuestra parte del cerebro del consciente en el momento que dedicamos a alimentarnos, quiere decirse, el estar en plena atención frente a lo que nos acontece ante la comida. Empezaríamos porreconocer los alimentos antes de empezar a comerlos, realizar un rápido análisis organoléptico de la variedad existente de colores en el plato, que textura y aromas presentan y simplemente de qué está compuesto el plato valorándolo en nutrientes y cantidades, de esta manera seremos conscientes de que la cantidad es adecuada para saciar nuestro apetito y saber que no se necesitará mayor cantidad. Siguiendo con lacorrecta masticación para ayudar en la digestión (la digestión de algunos nutrientes se inicia en la boca), el saborear para detectar el gusto y flavor que nos proporciona cada alimento.
Siguiendo estas pautas no se requiere prolongar el tiempo de la comida sino conseguir una plena consciencia de cómo comemos, evitando de esta manera el ingreso de gran cantidad de comida debido a que existe mayor velocidad de masticación que de transmisión de la información de la saciedad al cerebro, dándonos la señal de que estamos saciados la distensión de nuestro estómago y no nuestro cerebro.
¿Qué conseguimos con la práctica de una Alimentación Consciente? Vamos a obtener grandes beneficios a largo plazo como por ejemplo digestiones adecuadas, evitar problemas gastrointestinales, mantenimiento del peso corporal e incluso pérdida de peso, la creación de nuevos hábitos más saludables, ser conscientes de nosotros (escuchar a nuestro organismo), etc.
Sé que la introducción de una alimentación consciente en nuestras vidas no es cosa fácil. El deshacernos de nuestras viejas conductas significa eliminar nuestros hábitos, el descodificar nuestro subconsciente e introducir esos nuevos hábitos que nuestro subconsciente no reconoce y a la mínima sin darnos cuenta volveremos a nuestras viejas acciones. Pero en el inicio simplemente identificando aquellos hábitos que no son adecuados y frenarlos en ese mismo instante, como por ejemplo, si nos damos cuenta de una rápida masticación cogeremos un bocado y soltaremos el tenedor hasta que nos terminemos ese bocado. Si paulatinamente vamos instaurando las nuevas acciones estamos dándole una nueva información a nuestro consciente. De esta manera el consciente irá reconociendo ese nuevo hábito y al cabo del tiempo sin darnos cuenta pasará a ser un hábito cotidiano de comportamiento ante la comida.
Os animo en primer lugar a empezar por identificar esos hábitos no recomendados y en segundo lugar a empezar con pequeñas acciones para mejorarlos.