El alimentarnos es una necesidad fisiológica que abarca el nutrir nuestras células para cubrir las funciones fisiológicas del organismo, cubrir nuestra actividad diaria y que nuestro organismo esté estable.
Realmente, en la actualidad, ¿para qué nos alimentamos?, por supuesto, para saciar nuestra necesidad fisiológico, pero, ¿para qué nos excedemos en cada comida? para saciar nuestras penas, para complacer nuestros deseos, para celebrar nuestras victorias, nuestros aniversarios…
Verdaderamente, en una sociedad con gran variedad alimentaria, a la hora de realizar la compra lo hacemos saciando nuestra hambre visual, compramos productos de color azul, rosa o violeta, compramos muchos productos y pocos alimentos, ¿desde cuándo la naturaleza nos aporta productos de semejantes colores?
Los avances tecnológicos e industriales a dado como resultado una gran variedad de productos con aditivos alimentarios para preservar los alimentos previniendo posibles daños que puedan ocasionar por la incidencia de agentes químicos (oxidación), físicos (luz, temperatura…) y biológicos (microorganismos). Con estos aditivos se previene que el consumidor ingiera alimentos deteriorados e incluso tóxicos que pueden estar afectados por bacterias, levaduras o mohos.
El poder comprar productos que los podamos tener largo tiempo en nuestros hogares y que garanticen su salubridad ha llevado a poner en duda la total inocencia de estas sustancias químicas que hace cien años no se consumían.
En el último mes se ha hablado de los efectos adversos del aceite de palma utilizada sobre todo en bollería y pastelería. Cada polémica alimentaria siempre esconde otras verdades, ahora sale a la luz los efectos nocivos del aceite de palma sin hablar del aceite de coco que compartiendo el mismo proceso de extracción no se habla de él, eso sí, la industria alimentaria ya ha utilizado sus dotes audaces para invertir la composición de sus productos dando mayor voz al aceite de coco en detrimento del de palma. Sus efectos, los mismos.
Al hablar del aceite de coco, palma o cualquier grasa vegetal parcialmente hidrogenado nos referimos a una grasa trans que se forman por un proceso llamado hidrogenación. En estudios se ha demostrado que esta grasa aumenta los niveles de colesterol LDL, «malo», y disminuye el colesterol HDL, «bueno», aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Los aditivos químicos alimentarios tienen su función preventiva pero aún no se conocen los efectos que pueden provocar el consumo continuado y mantenido en el tiempo.
La industria alimentaria etiqueta los aditivos enumerados procedidos por la letra «E», código en el que se autorizan en la Unión Europea.
De los aditivos alimentarios poco aconsejados que deberíamos reducir su consumo son los aceites ya nombrados, el glutamato monosódico (E-621) utilizado como saborizante en productos sobre todo asiáticos, snacks, productos cárnicos, pastillas de caldo… En dosis bajas ya puede afectar a nuestras neuronas siendo poco recomendado en personas con enfermedades neurológicas.
La tartrazina (E-102), colorante sintético extraído del petróleo. Estamos hablando del conocido «azafranillo» utilizado en tantos hogares que aunque ya por ley se advierte en su etiquetado de causar hiperactividad en niños es comercializado y consumido en España estando prohibido en otros países.
Sulfito de sodio (E-221), nitrato de sodio (E-251) y nitrito de sodio (E-250) catalogados como aditivos a evitar se utilizan como conservantes sobre todo en vinos, cervezas, conservas, zumos…
Aspartamo (E-951) y sacarina (E-621) hasta 500 veces más dulce que el azúcar se extrae del petróleo de hulla catalogado como aditivos a evitar.
Por supuesto, no todos los aditivos alimentarios se les puede etiquetar como malos. Tenemos que destacar que gracias a estos aditivos químicos aportan cualidades favorables, como la distribución y conservación de productos que sin ellos no llegarían en condiciones óptimas a nuestros hogares y que, no por estar denominados «aditivos» se pueden catalogar como dañinos, encontramos los ejemplos de los antioxidantes E-100i que es la curcumina (colorante natural extraído de la cúrcuma) y el ácido ascórbico (vitamina C) denominada E-300 o el E-330 (ácido cítrico) utilizado como acidulante.
Necesitaría varios artículos para hablar de los aditivos alimentarios, te dejo un breve resumen. Si tienes más curiosidad puedes obtener información sobre el tipo de aditivo alimentario según su numeración en e-aditivos y en aditivos-alimentarios
Ser curiosos te va a aportar un mayor conocimiento de lo que ingieres y simplemente, por estar en el estante del supermercado, no des toda la confianza a la industria alimentaria. Recuerda, ellos fabrican por intereses económicos sin valorar el daño en tu salud.
Cuida tu alimentación y evita al máximo los productos procesados
Si necesitas ampliar esta información o tienes alguna pregunta, ponte en contacto con NICALDIET sin ningún tipo de compromiso. Será un placer poderte ayudar.